lunes, 30 de junio de 2008

Soledades y encuentros

Con frecuencia nos sentimos solos, rodeados de nuestros miedos, atacados por ellos, aunque también, en ocasiones protegidos por ellos. La soledad es nuestro castigo y nuestra coraza. Nuestro mal y nuestro bien. Nuestra más coherente incoherencia. Hay quien, en su lucha diaria, busca respuestas en la religión. Pero, ¿qué es religión? Tal vez, en la vida, cualquier cosa que nos llene de esperanza constituya un modelo de religión, un modo de entender la vida. Con dioses o sin ellos, ¿qué más da? En este sentido, le otorgo la categoría de dios al poeta, y a sus palabras escritas la condición de salmo vivificador. El poeta no es un dios excluyente, ajeno, etéreo. Sólo es un ser terrenal, próximo -o prójimo- que ha tenido la virtud de asumir el problema, de encontrar las palabras y de hacerlas entendibles por quienes compartimos con él ese problema. Y así, una vez entendido y asumido el problema, nos ofrece la posibilidad de que aprendamos a convivir con él o a combatirlo, pero siempre con la razón y la palabra.

Con "Corazón coraza", Mario Benedetti hace la más hermosa declaración del amor que se posee y no. De la sutil distancia entre el anhelo y la carne, pero, en cualquier caso, de la inquebrantable fuerza de un pensamiento ajeno a las alienaciones. Que bonito sería que un día pudiésemos recitar poemas como éste y que la intensidad de estas palabras trascendiera nuestra humilde interpretación. Y llegara a todos.

CORAZÓN CORAZA

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

miércoles, 25 de junio de 2008

Así nació todo

Pasadas las vacaciones de Semana Santa, hicimos la propuesta al inicio de una clase de antropología. Esperábamos una respuesta tibia, de producirse alguna, pero nos equivocamos. La mayoría de los alumnos de primero de las Aulas de la Experiencia de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, acogieron con absoluto entusiasmo la idea de preparar un recital alrededor de la vida y la obra de Miguel Hernández, y se entregaron, poniendo en ello todo su interés. Hasta llegar al 29 de mayo, en que ofrecimos al público nuestro proyecto.

Hemos vivido en todo este tiempo infinidad de anécdotas pero, lo fundamental, además de la representación, ha sido el crecimiento del grupo y el ponerse las bases de una amistad que sólo el tiempo dirá hasta donde llega. Y, en conjunto, hemos ampliado nuestro conocimiento y amistad con nuestro poeta más representativo, Miguel Hernández, el que da nombre a nuestra universidad.

Beatriz Orggia ejerció de narradora, y abrió el acto recitando "Me llamo barro". Puso luego toda la pasión Mª Victoria Gómez, con "Las desiertas abarcas"; más adelante, "Vientos del pueblo" y "Llegó con tres heridas" recitadas y magistralmente cantadas. Después puso el genio Severino Pacheco, haciéndonos revivir un día de pastoreo con la carta abierta "A todos los Oriolanos" y reivindicando más tarde un grito de libertad con "Recoged esta voz". Pepe Adsuar recitó "El silbo de afirmación en la aldea", "Elegía a Ramón Sijé" y "Elegía primera" (a Federico García Lorca); Tere Carbonell, "Ser onda..."; Encarnación Ruiz, "A ti, llamada impropiamente rosa"; Marcelino Mora, "No cesará este rayo que me habita...", "Umbrío por la pena" y "Canción del esposo soldado"; Gloria Cacigal, "Tengo los huesos hechos a las penas" y "Como el toro he nacido para el luto"; Fini Durá, "Por una senda van los hortelanos"; Asun Quinto, "Soneto final" y "Jornaleros"; Encarni Durá, "Aceituneros"; Trini Seller, "El niño yuntero"; Enrique Ruiz, "Sentado sobre los muertos"; M.ª Rosa Garijo, "Canción primera"; M.ª Cruz Baeza, "Llamo al toro de España"; M.ª Nieves Clavel, "Canción última"; María Moreno, "A mi hijo"; Eudovigis Sánchez, "No quiso ser"; Paquita Marhuenda, "Nanas de la cebolla"; y cerró el recital Angelita López, con el grito desgarrado del poeta que reivindica que su voz no muera, como así ha sido: "Recoged esta voz". En la parte técnica, contamos con el trabajo de Antonio García.

En conjunto un recital precioso. En el fondo -aunque siempre en el frente- la voz de un poeta injustamente atropellado antes y que nuestras humildes voces han querido reivindicar. Y, como premio, el crecimiento de un grupo humano que antes, pese a asistir juntos a las clases, apenas si nos conocíamos. Ahora nos consideramos amigos y estamos dispuestos a continuar creciendo. Porque el tiempo es nuestro y la ilusión también. "Que tenemos que hablar de muchas cosas, /compañero del alma, / compañero".