martes, 26 de agosto de 2008

Hablemos de José Hernández


Por BETTY OREGGIA

"Por asimilación, sinó por la cuna, soy hijo de gaucho, hermano de gaucho, y he sido gaucho. He vivido años en campamentos, en los desiertos y en los bosques, viéndolos padecer, pelear y morir; abnegados, sufridos, humildes, desinteresados y heroicos".
(José Hernández, 1881).

Había una vez, un día……..y así como en los cuentos, comencé a vivir una hermosa experiencia, la de concurrir a Las Aulas de la Experiencia en la UMH, era una materia pendiente, de esas que te quedan en la vida, después de mucho andar, llegué con curiosidad, ansiedad, un poco de todo, y de a poco, fui insertándome en un grupo al que hoy no quisiera dejar de compartir nunca, lo mejor comenzó cuando se dicidió intentar hacer el homenaje a Miguel Hernández, allí hubo más cohesión de grupo.

Y ahora resulta que tenemos un blog, donde poder expresarnos, compartir lo que queramos, seguir juntos de alguna manera, leer los textos hechos por compañeros, me fue gratificante, descubrir potencialidades en ellos, lo es más aún….como dice la mamá de Forest en su película: “la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te toca”, y… a mí, con esto que les cuento me tocó el bombón, de los que me gusta.

Para intervenir en este el blog del grupo Luná, como me agrada llamarlo, elegí algo de mi patria, Argentina, así hacemos un poco de intercambio, se trata de un escritor, nacido en Buenos Aires, poeta, político, pensador, recopilador de la sabiduría popular, periodista: José Hernández, cuya mejor obra fue MARTIN FIERRO, considerado la mayor expresión de la literatura argentina; así como en España está El Quijote, libro que es motivo de estudios en las escuelas de mi tierra.
José Hernández cuenta en su libro la vida del gaucho de las pampas, sus penurias, su sacrificio, la sabiduría que va adquieriendo de la vida misma, así nacen unos los sabios consejos que les hace a sus hijos, los cuales paso a transcribir.

CONSEJOS DE MARTIN FIERRO A SUS HIJOS

Un padre que da consejos,
Más que padre es un amigo.
Ansí, como tal les digo
Que vivan con precaución:
Naides sabe en qué rincón
Se oculta el que es su enemigo.

Yo nunca tuve otra escuela
Que una vida desgraciada.
No estrañen si en la jugada
Alguna vez me equivoco,
Pues debe saber muy poco
Aquel que no aprendió nada.

Hay hombres que de su cencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas menas
Mas digo, sin ser muy ducho:
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas.

No aprovechan los trabajos
Si no han de enseñarnos nada.
El hombre, de una mirada
Todo ha de verlo al momento.
El primer conocimiento
Es conocer cuándo enfada.

Su esperanza no la cifren
Nunca en corazón alguno,
En el mayor infortunio
Pongan su confianza en Dios;
De los hombres, sólo en uno;
Con gran precaución, en dos.

Las faltas no tienen límites

Como tienen los terrenos;
Se encuentran en los más buenos,
Y es justo que les prevenga.
Aquel que defectos tenga,
Disimule los agenos.

Al que es amigo, jamás
Lo dejen en la estacada
Pero no le pidan nada
Ni lo aguarden todo de él:
Siempre el amigo más fiel
Es una conduta honrada.

Ni el miedo, ni la codicia
Es bueno que a uno lo asalten;
Ansí no se sobresalten
Por los bienes que perezcan.
Al rico nunca le ofrezcan
Y al pobre jamás le falten.

Bien lo pasa hasta entre pampas

El que respeta a la gente.
El hombre ha de ser prudente
Para librarse de enojos;
Cauteloso entre los flojos,
Moderao entre valientes.

El trabajar es la ley
Porque es preciso alquirir.
No se espongan a sufrir
Una triste situación:
Sangra mucho el corazón
Del que tiene que pedir.

Debe trabajar el hombre
Para ganarse su pan,
Pues la miseria, en su afán
De perseguir de mil modos,
Llama en la puerta de todos
Y entra en la del haragán.

A ningún hombre amenacen,
Porque naides se acobarda;
Poco en conocerlo tarda
Quien amenaza imprudente;
Que hay un peligro presente
Y otro peligro se aguarda.

Para vencer un peligro,
Salvar de cualquier abismo,
Por esperencia lo afirmo:
Más que el sable y que la lanza
Suele servir la confianza
Que el hombre tiene en sí mismo.

Nace el hombre con la astucia

Que ha de servirle de gula;
Sin ella sucumbiría;
Pero, sigún mi esperencia,
Se vuelve en unos prudencia
Y en los otros picardía.

Aprovecha la ocasión
El hombre que es diligente;
Y tenganló bien presente,
Si al compararla no yerro:
La ocasión es como el fierro,
Se ha de machacar caliente.

Muchas cosas pierde el hombre
Que a veces las vuelve a hallar;
Pero les debo enseñar,
Y es bueno que lo recuerden:
Si la vergüenza se pierde,
Jamás se vuelve a encontrar.

Los hermanos sean unidos,
Porque ésa es la ley primera;
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea,
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de ajuera.

Respeten a los ancianos,
El burlarlos no es hazaña;
Si andan entre gente estraña
Deben ser muy precabidos,
Pues por igual es tenido
Quien con malos se acompaña.

La cigüeña, cuando es vieja,

Pierde la vista, y procuran
Cuidarla en su edá madura
Todas sus hijas pequeñas.
Apriendan de las cigüeñas
Este ejemplo de ternura.

Si les hacen una ofensa,
Aunque la echen en olvido,
Vivan siempre prevenidos,
Pues ciertamente sucede
Que hablará muy mal de ustedes
Aquel que los ha ofendido.

El que obedeciendo vive
Nunca tiene suerte blanda;
Mas con su soberbia agranda
El rigor en que padece.
Obedezca el que obedece
Y será bueno el que manda.

Procuren de no perder

Ni el tiempo ni la vergüenza;
Como todo hombre que piensa
Procedan siempre con juicio,
Y sepan que ningún vicio
Acaba donde comienza.

Ave de pico encorvado,
Le tiene al robo afición;
Pero el hombre de razón
No roba jamás un cobre,
Pues no es vergüenza ser pobre
Y es vergüenza ser ladrón.

El hombre no mate al hombre
Ni pelee por fantasía .
Tiene en la desgracia mía
Un espejo en que mirarse.
Saber el hombre guardarse
Es la gran sabiduría.

La sangre que se redama
No se olvida hasta la muerte.
La impresión es de tal suerte,
Que a mi pesar, no lo niego,
Cai como gotas de fuego
En la alma del que la vierte.

Es siempre, en toda ocasión
El trago el pior enemigo.
Con cariño se los digo,
Recuerdenló con cuidado:
Aquel que ofiende embriagado
Merece doble castigo.

Si se arma algún revolutis
Siempre han de ser los primeros;
No se muestren altaneros
Aunque la razón les sobre;
En la barba de los pobres
Aprienden pa ser barberos.

Si entregan su corazón
A alguna muger querida,
No le hagan una partida
Que la ofienda a la muger:
Siempre los ha de perder
Una muger ofendida.

Procuren, si son cantores,
El cantar con sentimiento,
No tiemplen el estrumento
Por sólo el gusto de hablar,
acostúmbrense a cantar
En cosas de jundamento.

Y les doy estos consejos

Que me ha costado alquirirlos,
Porque deseo dirijirlos;
Pero no alcanza mi cencia
Hasta darles la prudencia
Que precisan pa seguirlos.

Estas cosas y otras muchas
Medité en mil soledades;
Sepan que no hay falsedades
Ni error en estos consejos:
Es de la boca del viejo
De ande salen las verdades.

2 comentarios:

pp@dsuar dijo...

Espléndida tu aportación, Betty. Espero que cunda el ejemplo y que se "oigan" más voces en nuestro blog. Todos aprendemos de todos. Es lo que tiene de hermoso caminar en grupo.

Mavi dijo...

Betty, tienes un angel que contágia a tu alrededor, fantastica persona, encantada de conocerte y sentrme tu compañera de camino estudiantil. un beso Victoria
Enhorabuena por este trabajo. Es esplédido