Dentro de unos días, concretamente el 5 de junio, se
cumplirán 114 años del nacimiento, en Fuente Vaqueros (Granada), de Federico
del Corazón de Jesús García Lorca. Un genio que sería brutalmente asesinado 38
años después. Aún pudo, en tan corto espacio de tiempo, dejar constancia de sus
dotes excepcionales como poeta y dramaturgo, elevándose su obra a lo más alto
del teatro español, reconociéndosele mundialmente su categoría. Federico García
Lorca, adscrito a la llamada generación del 27, es el poeta de mayor influencia
y popularidad de la literatura española del siglo XX. Para tratar de esclarecer
las posibles razones de su temprana muerte (si es que pueden existir razones
para matar a un hombre) sería necesario analizar su pensamiento político. Nada
más lejos de mis modestas posibilidades. Por posición social, podemos llegar a
la conclusión de que no pertenecía a las clases más oprimidas, que podían, por
necesidad, estar alineadas a la izquierda. Tenemos, eso sí, la posibilidad de
conocer su obra: nada que ver, por ejemplo, con la de Miguel Hernández, que puso
gran parte de la suya al servicio de sus ideas republicanas. La obra de Federico
es eminentemente cultural. Es la obra de un intelectual puro. Su talento no
parece sujetarse a ideas políticas, sino que emana del entorno. La opresión de
las mujeres en un ambiente rural de aquella época (Bodas de sangre, Yerma, La
casa de Bernarda Alba...) no son un invento, sino la recreación (magistral) en
teatro de aquello con lo que se convive. Y qué decir de su poesía, gran parte
de ella enraizada también con su entorno andaluz: los toros (Ignacio Sánchez
Mejías), los gitanos (Antoñito el Camborio). Toda una obra en la que se eleva a
la categoría de protagonista (brillante protagonista) todo el entorno popular.
Y todo ello hecho con una maestría que hoy, cerca de cien años después, su obra
inagotable aún permanece en la cima de la literatura y la dramaturgia. Y no
tiene visos de que pueda decaer. Todo ello me lleva a pensar que su muerte pudo
ser provocada por un error o –y tal vez esto sea lo cierto- o por la reacción
de unas mentes estrechas y miserables. Al matar a Federico, no asesinaron
solamente a un hombre, sino que propiciaron un terrible bofetón a la cultura.
Esa es la prueba más fehaciente y clara de la catadura moral de quienes
perpetraron el asesinato.
El día 12 de junio, 114 años después de su nacimiento, sin
rencores que nos enturbien la voz pero con el ansia enorme de recordar la obra
del maestro, nuestra asociación (Asociación Cultural “Caminos”) vamos a ofrecer
un recital: "AMIGO FEDERICO", haciendo un breve recorrido por la poesía y el teatro que nos legó.
Será en la Universidad Miguel Hernández (Campus de Elche). La universidad,
ligada como debe ser al conocimiento y la memoria, es sin duda el foro más
adecuado para esta modesta evaluación. Ojalá nuestras voces sean capaces de
deshojar correctamente algunas de las palabras que Federico García Lorca dejó
escritas.
SI MIS MANOS
PUDIERAN DESHOJAR
Yo pronuncio tu nombre
en las noches oscuras,
cuando vienen los astros
a beber en la luna
y duermen los ramajes
de las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
de pasión y de música.
Loco reloj que canta
muertas horas antiguas.
Yo pronuncio tu nombre
en esta noche oscura,
y tu nombre me suena
más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
y más doliente que la mansa lluvia.
¿Te querré como entonces
alguna vez? ¿Qué culpa
tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma,
¿qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡Si mis dedos pudieran
deshojar a la luna!