miércoles, 22 de diciembre de 2010

Sigue la vida


Bueno, ¿qué más se puede decir? Se trata de la misma canción de todos los años, la que más se repite... la que más deseamos repetir. Sin embargo, es tan simple: termina un año y empieza otro. Claro, que en el fondo, el que se va encierra en su espacio un montón de segundos que son vivencias, muchas de las cuales nos gustaría olvidar, mientras que otras han servido para hacernos más llevadero el camino e, incluso, para hacernos felices en momentos puntuales. Ojalá -decimos siempre- que en el nuevo año encontremos un sinfín de argumentos de éste último estilo. Que nuestra línea vital continue avanzando y que, si es posible y para bien, no dejemos nunca de estimarnos, de crecer y de sorprendernos. Por muchos años. Sigue la vida.

Quiero creer que estoy volviendo

Vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo

hay tanto siempre que no llega nunca
tanta osadía tanta paz dispersa
tanta luz que era sombra y viceversa
y tanta vida trunca

vuelvo y pido perdón por la tardanza
se debe a que hice muchos borradores
me quedan dos o tres viejos rencores
y sólo una confianza

reparto mi experiencia a domicilio
y cada abrazo es una recompensa
pero me queda / y no siento vergüenza /
nostalgia del exilio

en qué momento consiguió la gente
abrir de nuevo lo que no se olvida
la madriguera linda que es la vida
culpable o inocente

vuelvo y se distribuyen mi jornada
las manos que recobro y las que dejo
vuelvo a tener un rostro en el espejo
y encuentro mi mirada

propios y ajenos vienen en mi ayuda
preguntan las preguntas que uno sueña
cruzo silbando por el santo y seña
y el puente de la duda

me fui menos mortal de lo que vengo
ustedes estuvieron / yo no estuve
por eso en este cielo hay una nube
y es todo lo que tengo

tira y afloja entre lo que se añora
y el fuego propio y la ceniza ajena
y el entusiasmo pobre y la condena
que no nos sirve ahora

vuelvo de buen talante y buena gana
se fueron las arrugas de mi ceño
por fin puedo creer en lo que sueño
estoy en mi ventana

nosotros mantuvimos nuestras voces
ustedes van curando sus heridas
empiezo a comprender las bienvenidas
mejor que los adioses

vuelvo con la esperanza abrumadora
y los fantasmas que llevé conmigo
y el arrabal de todos y el amigo
que estaba y no está ahora

todos estamos rotos pero enteros
diezmados por perdones y resabios
un poco más gastados y más sabios
más viejos y sinceros

vuelvo sin duelo y ha llovido tanto
en mi ausencia en mis calles en mi mundo
que me pierdo en los nombres y confundo
la lluvia con el llanto

vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo.

(Mario Benedetti).

martes, 30 de noviembre de 2010

BENEDETTI. El fantasma del Jardín Botánico


"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan solo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo."


"Son tantos los motivos reales que pueden impulsar a una persona hacia una postura de aislamiento... de abandono... Quién no ha sentido, en ocasiones, la tentación de perderse, de viajar a un lugar distinto, de integrarse en una nada activa que le permita ver, sin ser visto... ¿Qué pudo ocurrirle, al personaje de nuestra historia, para que decidiera, prescindiendo de su condición de líder, solaparse en la parte más oscura de un jardín, para desde allí convertirse en un mero espectador de la vida cotidiana? ¿Fue cansancio, decepción, desencanto...? ¿O tal vez la suma de todo ello? Ocurre, sin embargo, que no siempre todo el mundo es culpable de nuestras decepciones, aunque lo parezca. Que hay siempre una luz de esperanza, aunque no la veamos. Convertido en fantasma, el poeta militante deambula por el jardín observando la vida, hasta que es descubierto e identificado. Entonces ve que no está solo, que hay, por encima de traiciones y desencantos, un pueblo real que le adora y que aún le necesita... y que le piden que regrese con ellos. Porque aún queda mucho por hacer, porque siempre habrá mucho por hacer. Porque es la vida la auténtica selva y no sirve inventarse otras artificiales. Y el poeta militante renuncia a su condición de fantasma y se reintegra al pueblo".

Esta es, a grandes rasgos, la historia que pretendemos contar en nuestro próximo recital, que será estrenado el día 19 de diciembre, domingo, en el Centro Social de Valverde. Ojalá tenga una feliz trayectoria y, si dentro de ella se produce el encuentro y la fusión del poeta con nosotros y con el público, el esfuerzo que todos hagamos habrá sido suficientemente recompensado.

El recital se compone de tres monólogos y veintisiete poemas:

-A la izquierda del roble.
-Historia de fantasmas (monólogo).
-Quiero creer que estoy volviendo.
-Ayer.
-Estados de ánimo.
-Por qué cantamos.
-Trueque.
-Mejor te invento.
-Los formales y el frío.
-No te salves.
-Otro cielo.
-Defensa de la alegría.
-Rostros de vos.
-¿Qué les queda a los jóvenes?
-¿De qué se ríe?
-Hasta mañana.
-Táctica y estrategia.
-Currículum.
-No te rindas.
-El sexo de los ángeles (monólogo).
-Te quiero.
-Maravilla.
-Arco Iris.
-Todavía.
-Hagamos un trato.
-Saberte aquí.
-Utopías.
-Corazón Coraza.
-La tregua (monólogo).
-Vamos juntos.

sábado, 23 de octubre de 2010

Josefina Manresa, "Hija Adoptiva de Elche"












Si Miguel Hernández viviera, posiblemente se sentiría tremendamente emocionado al conocer la cantidad de actos que este año, al cumplirse el Centenario de su nacimiento, se han desarrollado en todo el mundo. Por derecho propio, el poeta que "llegó con tres heridas" ha sido reconocido en su justa medida como un genio de la poesía. Y ya siempre será así, si es que aún quedaba alguna duda al respecto. Hoy, gracias a Miguel Hernández, Elche es más culta, más importante... más grande. La ciudad que su esposa escogió para vivir junto con su hijo, se ha volcado en todos los eventos y, sin duda, se ha beneficiado de la aureola que emite el nombre del poeta. La ciudad de los dos Patrimonios (el Palmeral y el Misteri) ha querido -y ha sabido- incorporar otro más: Miguel Hernández. No puede negarse que, independientemente de que Orihuela, como ciudad de nacimiento, tiene sus derechos, Elche ha manifestado un conjunto de interés-amor que la capacita como otra cuna del poeta. Pero nada de esto hubiera ocurrido sin la presencia en Elche hasta el final de su vida de Josefina Manresa. Ella quiso que buena parte del patrimonio del poeta permaneciera aquí y estableció ese vínculo de Miguel con Elche que, lejos de debilitarse con el paso del tiempo, se ha ido fortaleciendo. Es por lo que consideramos necesario que la ciudad recuerde a esta mujer y grabe su nombre para siempre, para que permanezca y sea recordado. El título de "Hija Adoptiva de Elche" no significa más recompensa que un reconocimiento que, sin duda, no es para ella, sino para todas las generaciones de ciudadanos de esta ciudad, que se benefician de un patrimonio cultural extraordinario y que reconocen que con detalles como éste es como se hace justicia.

Josefina era una mujer sencilla, que no sé si entendería de este tipo de cosas, pero fue la musa que inspiró poemas tan hermosos como éste:

Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo,
nacida ya para el marero oficio;
ser graciosa y morena tu ejercicio
y tu virtud más ejemplar ser cielo.
¡Niña! cuando tu pelo va de vuelo,
dando del viento claro un negro indicio,
enmienda de marfil y de artificio
ser de tu capilar borrasca anhelo.
No tienes más quehacer que ser hermosa,
ni tengo más festejo que mirarte,
alrededor girando de tu efera.
Satélite de ti, no hago otra cosa,
si no es una labor de recordarte.
¡Date presa de amor, mi carcelera!

lunes, 4 de octubre de 2010

Cerrando un ciclo

El próximo día 30, de este mes de octubre, cerramos nuestra aportación a la serie de homenajes que se han ofrecido a Miguel Hernández, al cumplirse, precisamente ese día, el centenario de su nacimiento. Nuestra participación tal vez haya tenido, a nivel externo, una repercusión limitada, dada nuestra modestia y nuestra bisoñez como actores. Sin embargo, lo que es indudable, es que a nivel interno ha significado una extraordinaria toma de conciencia y una madurez que, seguramente cuando nos iniciamos, pocos podíamos imaginar. Ahora nos sentimos preparados para seguir caminando sin titubeos. Hemos acumulado experiencia y, con ella, hemos desarrollado el deseo de ser más y mejores. Estamos cerrando Miguel Hernández (aunque es seguro que en nosotros nunca se va a cerrar) y ya hemos empezado a abrir Mario Benedetti (El fantasma del Jardín Botánico) nuestro próximo proyecto que, incluso, ya tiene fecha de estreno: el 19 de diciembre. Más trabajo... más ilusiones. En definitiva: seguir creciendo.

Los recitales que cierran el ciclo de Miguel Hernández, serán: El 8 de octubre a las 20,15 hrs. en la Casa de Cultura de El Campello. Y el 30 de octubre a las 19 hrs. en la Casa de Cultura de Santa Pola.

Pretendemos seguir trabajando y, merced a ese trabajo, ganarnos un lugar para participar en aquellos espacios donde la poesia sea admitida como un bien para mejorar el nivel cultural de la gente con la que convivimos. En este aspecto, deseamos crecer y aprender para ser mejores. Avanzando sin rendirnos, como dejó escrito Mario Benedetti:

NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros
y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero,
porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas,
e intentar de nuevo
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque ésta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

martes, 13 de julio de 2010

Banderas


El tema de las banderas creo que lleva implícito una vena de histeria. Generalmente, las banderas sirven para mostrar una identidad, pero también para establecer una diferencia. Puede que unan a un colectivo, pero siempre es para enfrentarlo a otro colectivo. No existe una bandera que una a la raza humana en su conjunto, en un proyecto común. Las banderas crean división y enfrentamiento, marcan diferencias, establecen vencedores y vencidos. Hemos tenido un buen ejemplo de esto -por suerte a nivel deportivo- en el campeonato de fútbol de Sudáfrica. He de ser sincero: nunca había visto -en España- tanta bandera española ni tanto fervor patriótico, cuando, finalmente, "nuestra" bandera derrotó a la del bando contrario. En definitiva, el triunfo de un color ha significado, por encima de resultados deportivos, la derrota y la humillación de otros. Ser segundos, aun pudiendo ser considerado una proeza, no sirve para nada. En otro contexto, sin la parafernalia de unos medios de comunicación desbocados, dispuestos para arrastrar, como así ha sido, a unas masas predispuestas a dejarse arrastrar, el ser primeros tampoco hubiera significado demasiado. Hoy, los futbolistas (hombres que demuestran un cierto talento a la hora de golpear un balón) son considerados y recibidos como héroes y su gesta está muy por encima de la de muchos científicos e intelectuales que, anónimamente por lo general, aportan investigación, trabajo y resultados de un valor incalculable para la humanidad. Y si en el aspecto emotivo es así, no lo es menos en el aspecto económico: ¡600.000 euros! percibe cada uno de estos jóvenes gladiadores por su gesta. ¿Cuál es el sueldo de un científico? Qué puedo decir. A mí, aunque me gusta el fútbol, esta situación me produce vergüenza. No lo puedo remediar. Ni me gustan las banderas, ni las desigualdades, ni las injusticias. Y en estos hechos hay mucho de todo ello.

Puestos a buscarle sentido a las palabras "Patria" o "Bandera", siempre excluyentes y sectarias en el contexto actual, prefiero pensar que uno (o una) halla su verdadera patria y bandera justamente en los ojos de la persona amada. Ahí, los sentimientos más duros revierten en caricias, y se crece en afecto, sin soflamas encendidas que dividan. En él (y en ella) se encuentra la única utopía que merece la pena, la que nos puede hacer, en realidad, personas de bien, habitantes de un pueblo común: el Mundo. Mario Benedetti, en su "Utopía", nos brinda una lección magistral al respecto:

Utopías

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro
cómo voy a creer / dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.

sábado, 19 de junio de 2010

Cosas de la vida


Por BETTY OREGGIA

A veces suceden cosas, que no se pueden evitar, el que dos compañeros de grupo nos hayan dejado, de golpe, sin dar una explicación valedera, nos deja perplejos, mal, por eso no supimos cómo reaccionar cuando lo dijeron. Cuando el cuerpo está infectado, el médico nos da antibióticos para curarlo, cuando algo nos hiere por dentro, sólo nos queda la palabra para sacar esa cosa que nos enferma, por qué no se habló a tiempo?, por qué no se conversa entre amigos para sacar la espina que nos roe el alma? Cada uno actúa de manera distinta; pero encerrándonos en nosotros mismos, nos lleva a actuar no precipitadamente, porque pienso que esto viene de lejos y era una determinación tomada desde hace rato, pero sí una decisión que dejó amargura. Ese día, salí al igual que otros compañeros a despedirlos, ya no estaban, se habían ido, pero sentí que se habían escapado, esa fue mi triste sensación, no pude evitarla.

Al leer estos versos, hermosos por cierto de Amado Nervo, recordé a estos amigos, por eso decidí escribir, pero…..algo se me rompió por dentro.


En paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

viernes, 4 de junio de 2010

También un "hasta luego" nos llena de tristeza


Creo que fue en Octubre de 2007 nuestro primer contacto. ¿Os dáis cuenta?: ahora mismo hará tres años. Han ocurrido demasiadas cosas en este tiempo y todas, absolutamente todas, han sido (son) importantes. Hemos compartido instantes inolvidables. Hemos hecho de nuestras vidas un testimonio de amistad, cuyas bases, ni el temporal más fuerte debiera doblegar. Pero ocurre que nadie es perfecto o, mejor dicho: que todos somos débiles e imperfectos (los unos, claro está, más que los otros) y, sin poderlo evitar, hacemos cosas, tenemos actitudes que tal vez hieren a los seres que estimamos. No debería suceder, pero sucede. Ayer, Marcelino y Victoria nos dijeron adiós -o hasta luego-, y todos, perplejos, nos estamos preguntando porqué. En nuestro fuero interno tratamos de analizar nuestras actitudes por ver qué hemos hecho mal, para provocar que unos compañeros tengan que marcharse, o qué han hecho ellos mal, para no aceptar a este grupo que siempre les ha estimado. Pero las palabras -las que se dicen- nunca resultan esclarecedoras, porque no representan la verdad. Sólo son una excusa para no dar razones. Son sólo humo, que se vierte como algo sólido pero que no podemos sujetar.

Fue después de Semana Santa de 2008 cuando yo recurrí a ellos para que me apoyaran en el primer proyecto de "Me llamo barro". En un principio, Mavi apenas si hizo caso. Fue Marcelino el que, con su voz recia, me anunció a la clase. Y ahí empezó todo. Por la noche, después de repasar los papeles que les di, Victoria me llamó entusiasmada con el proyecto. Y fue entonces cuando nació una amistad que nos ha hecho compartir momentos muy hermosos. Ayer la vi triste y me entristecí, por ella, por mí y por nosotros. Algo se había roto y creo que todos nos preguntamos quién ha lanzado la piedra. Aunque puede que, también todos, hayamos aportado la parte negativa de nuestro ego para darle impulso. En cualquier caso, alguna brasa ha quedado, sin duda, encendida. Ojalá no se apague. No lo hará si todos (ellos y nosotros, nosotros y ellos) somos capaces de mantener vivo ese tenue calor. Ayer vi triste a Mavi, y callada, cuando su fuerte es la palabra. Pablo Neruda escribió "Me gustas cuando callas". A mí no me gustó, pero, de cualquier modo, aunque nada tiene que ver con el caso que nos ocupa, a Marcelino y Victoria -en su "hasta luego" triste- les dedico este poema. Con mi amistad.

ME GUSTAS CUANDO CALLAS

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Patricio González Caballero


LA FUENTE DE MI PATIO

Tiene mi patio una fuente
tres ficus y un limonero,
cinco rosales sangrientos
y uno blanco que mira al cielo.

Es mi patio alegoría
a la familia que fuimos,
los cuatro hijos pequeños,
aquellos años vividos,
proyectos hasta en el alma
y sueños que no veré cumplidos.

Triste recuerdo al mirar
los rosales y la fuente,
los rojos por los que estamos,
el blanco por el ausente.

No se si valen la pena
los últimos años vividos.
Fui a buscar en el trabajo
la huida de mi destino.

Sin saberlo fui encontrando
como encuentra el agua el río.
¡Ya no se vivir soñando!

Sólo me queda este patio
y los años transcurridos,
la fuente y el limonero,
los rosales y los ficus,
mucho dolor en el alma,
la soledad y el olvido.

viernes, 26 de marzo de 2010

PENSAMIENTOS, de Enrique Ruiz Gamo


El hombre es agraciado
si rebosa de humildad.

Si deseas tener paz
no te alejes de la verdad.

El que da agua de vida
el que tiene caridad.

El orgullo y la envidia
arruinan la amistad.

Por las puertas del odio
sólo entra la soledad.

La avaricia es deshonesta
con el pobre y la honestidad.

Vive siempre en esperanza
te llegue o no la adversidad.

El amor que vives en tu casa
no sea roto por la infidelidad.

No acumules tesoros
a cambio de tu dignidad.

No llenes de miseria a tu amigo
imponiendo tu ego y voluntad.

Dios nos hizo libres
para vivir en libertad.

jueves, 18 de febrero de 2010

Miguel Hernández, Viento del Pueblo


Este es el año del centenario. El año en que, de haber vivido, Miguel Hernández hubiera cumplido cien años. Sin embargo, sólo vivió treinta y dos... ¡Cuántos años de vida robada a golpes! ¡Cuánta pena acumulada en el corto espacio de treinta y dos años! ¡Cuánto dolor...! Quienes hemos podido gozar del privilegio de acumular un buen número de años, por lo general envidiamos a los que son más jóvenes que nosotros, añoramos el tiempo pasado en que nuestro pelo era –negro o rubio, pero era- y envidiamos el vigor de aquellos músculos, hoy cada vez más lacios. Sin embargo, algo hemos logrado. Cuando se habla de la experiencia de una persona mayor, habitualmente hay quien sonríe con desdén, vinculando experiencia a pequeñas batallitas, a recuerdos banales e insignificantes que a nadie interesan. Esto, en ocasiones, puede ser así, pero no siempre lo es. En nuestra cabeza, perfectamente archivada, se haya toda una línea vital que no es sino el tronco al que están adheridas infinidad de ramas, todas semejantes, al ser nuestras; todas diferentes, al referirse a distintos episodios que hemos compartido. En una de estas ramas de mi línea vital, se haya mi experiencia, mis recuerdos, en relación a Miguel Hernández. Es claro que no lo conocí, pero su nombre, aunque no me decía nada, si que sonó ya en mis oídos cuando era niño. Su viuda, Josefina Manresa y su hijo Manuel Miguel vivían en Elche, cerca de mi casa. A ella la vi alguna vez. También a su hijo que, al ser algo mayor que los de mi entorno, nunca nos relacionamos con él. De hecho, comentaban de él en voz baja, no sé por qué: “es el hijo del poeta”, pero a mí aquello no me decía nada. Yo no sabía –no sé si alguien realmente lo sabía- quién era el poeta. De mi adolescencia no tengo ningún recuerdo de él, pese a vivir cerca de su familia. Fue más tarde, ya rondaba yo los treinta años, cuando Miguel Hernández entró en mi vida. Y lo hizo a través de unos libros prohibidos que, un librero osado, nos ofrecía en la trastienda de su librería. De Miguel Hernández no se podía hablar, y menos aún leer. Lo prohibía la Ley de la dictadura. La misma dictadura que lo encarceló y lo condenó a muerte por el flagrante delito de escribir. Una condena que, para nuestra vergüenza, todavía no ha sido revisada ni revocada. Con el paso del tiempo, muerto el perro de la dictadura se acabó su rabia y, Miguel Hernández, que había sido elevado a la altura de los más grandes, fuera de España, fue conquistando aquí el espacio que justamente le correspondía. El poeta pastor conseguía al fin su sueño de ser poeta. Pero no pudo despertar para gozar su sueño. Ahora, en el centenario de su nacimiento, despierta toda una fiebre de ansias por reivindicar su nombre. Todos los intentos que se hagan en este sentido, no serán suficientes para borrar la ignominia que con él se cometió, pero bienvenidos sean si son sinceros, si nacen del corazón. Miguel Hernández ya es mucho más que un poeta: es un símbolo, un mártir. Por eso intentaron que su voz no se escuchara. Pero ésta estaba en el viento y nadie, que se sepa, ha podido nunca amordazar al viento. Y, menos aún, al Viento del Pueblo.

“Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me avientan la garganta".

miércoles, 27 de enero de 2010

Centenario de Miguel Hernández


El pasado jueves, la Asociación Cultural "Caminos", celebró su ensayo habitual. Hablamos de proyectos y no faltó quien se desesperaba porque aún no había nada concreto. La situación me recordaba a un niño (en este caso, Gabriel. ¿No conocéis a Gabriel?). Todos esperan que camine sólo, pero él titubea y alarga la mano para cogerse y sentirse seguro. Sin embargo -es inevitable- pronto caminará por sí solo. Eso mismo pensaba yo de nuestra Asociación. Los primeros pasos son, como los de Gabriel, los más difíciles pero, en cuanto los demos, ya no habrá quien nos pare. En cualquier caso, caminar, va a depender fundamentalmente de nosotros. Ahora ya podemos decir que se ha concretado nuestro primer paso y, bien mirado, resulta que es un paso de una gran importancia. El día 16 de abril vamos a recitar en el Aula Magna de la Universidad. Un lugar importante por lo que significa. Todo un reto para nuestra capacidad de caminar. Creo que no podríamos tener un lugar mejor para presentar nuestro Recital. Conscientes de ello, vamos a poner todo nuestro empeño para no defraudar a quienes han confiado en nosotros, para dejar el nombre de Miguel Hernández a la altura que se merece, y, por encima de todo, para no defraudarnos a nosotros mismos y que nos sirva de aliciente para seguir adelante con más fuerza, mientras se van concretando los siguientes pasos.

En este recital, salvo imponderables, participaremos diecisiete personas recitando, más un lector-narrador y otro compañero en soporte técnico. Y éste será el programa:

Recital “ME LLAMO BARRO”

Con nuestra puesta en escena, intentamos que se conozca al Poeta, las circunstancias de su vida... y de su muerte. E intentamos que se conozca su obra, que, aunque ya es bastante conocida, siempre hay matices que nos enriquecen al profundizar en ellos. Revisando, pues, la vida de Miguel Hernández, desde su nacimiento, realizamos un recorrido por su Orihuela natal y por Madrid, donde soñaba que estaba su futuro, haciendo una parada en cada estación de su breve vida: niñez, adolescencia, juventud, amor, paz, guerra, cárcel y muerte. Como representación de su obra y reflejo de su vida, hemos seleccionado los siguientes poemas, que son recitados por este orden:

Me llamo barro
Las desiertas abarcas
Sino sangriento
A todos los oriolanos
El silbo de afirmación en la aldea
Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo
A ti, llamada impropiamente Rosa
Elegía
¿No cesará este rayo que me habita...?
Tengo estos huesos hechos a las penas
Umbrío por la pena...
Por una senda van los hortelanos
Como el toro he nacido para el luto
Soneto final
Jornaleros
Aceituneros
El niño yuntero
Vientos del pueblo me llevan
El sudor
Sentado sobre los muertos
Canción del esposo soldado
Recoged esta voz (I)
Elegía primera
Canción primera
Canción última
Llamo al toro de España
A mi hijo
No quiso ser
Nanas de la cebolla
Recoged esta voz (II)
Llegó con tres heridas

La duración del recital es de, aproximadamente, 95 minutos.

Para todos nosotros será un orgullo si contribuimos, con nuestra modesta aportación, a que este Rayo, que impulsó al Poeta, no cese ni se agote.

¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.

Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.