martes, 29 de diciembre de 2009

Miguel Barcala (¿Poeta?)


Escribir poesía tal vez sea un derecho que todos poseemos. Es un modo de expresión y, por tanto, a nadie capacitado para hacerlo deberían prohibirle que lo hiciera. Pero escribir bien es una virtud de la que muy pocos estamos dotados. No es poeta quien quiere, sino quien puede. Hasta ahora, que yo sepa, el talento aún no se compra ni se obtiene por decreto ni por prescripción facultativa.

En los últimos días ha saltado a la palestra de los informativos el nombre de un presunto poeta: Miguel Barcala Candel. A pesar de que los versos que se han reproducido en los medios escritos, a mí, que ni soy crítico ni intelectual, no me han gustado, no voy a centrar mi comentario en analizar su obra, que por otra parte no conozco en su conjunto, sino su actitud, y la utilización que de él han hecho quienes gobiernan el Ayuntamiento de Orihuela.

Subidos ya en el carrusel que representa el Centenario de Miguel Hernández, da la impresión de que para algunos políticos vale todo a la hora de programar actos. Y vale más todavía, si lo que se programa, en lugar de ensalzar al poeta pastor, lo ridiculiza y deja en evidencia las ideas por las que vivió y murió. El hecho de que la presentación del libro de Miguel Barcala se enmarcara como un acto de homenaje a Miguel Hernández, ha tenido la virtud de poner de acuerdo a amplios sectores de la prensa, de diferente ideología, en torno a un vocablo: "Vergüenza". "Una mancha en el centenario", decía el diario "La verdad". "La vergüenza de Orihuela", opinaba M. Martín Ferrand en el diario "ABC". En estos, y en muchos otros artículos impresos y digitales, se ha cargado de un modo furibundo contra la incompetencia (o mala fe) del Ayuntamiento, así como también contra el autor del libro. Yo, cómo no, también quería dejar mi opinión, pero ha sido tanta la cantidad de descalificaciones que ha habido, que en principio sentí pena... y decidí esperar. Sentí pena, sí. En muchas ocasiones, una cieta dosis de estupidez es suficiente para obstruir los canales de la razón. En esos momentos la persona -cualquier persona- puede dejar de discernir entre lo que es justo o injusto, entre lo correcto y lo incorrecto. Así, el ser racional puede ser fácilmente manejado y, un hombre pobre se convierte en un pobre hombre sin posibilidad de percatarse de ello.

Aun con la que está cayendo al respecto, quería romper una lanza en favor de Miguel Barcala, un hombre que -pensaba yo- escribe en sus ratos de intimidad y, ¿por qué no?, le gusta lo que escribe y hasta se atreve a publicarlo. Invierte su dinero con el fin de editar un libro que luego regalará a sus parientes y allegados que, tal vez algunos, no sabrán que hacer con él. Hasta ahí me parece correcto. Pero resulta que el presunto poeta pretende llegar más lejos: escribe unos elogios de la Alcaldesa y de la Concejala de Cultura, muestra su admiración por doña Esperanza Aguirre, ofende al Presidente del Gobierno y a cualquier otra cosa que se mueva por la izquierda, y lo ofrece en el Ayuntamiento de Orihuela, donde, encantados/as con tanto elogio, deciden patrocinar su presentación y, como se ve que para ellos/as toda la poesía es igual, le ceden un espacio en el carrusel del centenario. En todo este desatino estriba la vergüenza que toda gente de bien debería sentir. Yo pensaba que, a pesar de todo, Miguel Barcala sería sensible a las opiniones que se estaban dando desde toda España, pero no ha sido así. Ayer, festividad de los Santos Inocentes, desafiando todas las tormentas, el libro fue presentado con más pena que gloria. Y a partir de ahí, dejé de sentir pena por Miguel Barcala. Ya tiene su ración de gloria. Que le aproveche.

Para quienes la figura de Miguel Hernández, supera el simplista planteamiento de izquierdas y derechas, sabemos que nos va a tocar sufrir en este centenario donde ambas ideologías se lo quieren disputar. Creo que no deberíamos olvidar que sus palabras fueron las que fueron, motivadas por el terrible momento que le tocó vivir. Por encima de todo, si queremos hablar de un poeta, tendremos que hablar de su poesía, desprovista de matices. Estos, los matices, fueron quienes lo llevaron a la muerte, víctima de la sinrazón. Pero ésta es otra historia. El merecido homenaje, en el centenario de su nacimiento, debería ser organizado por instituciones sociales y culturales ajenas a la política. Pero, claro, esto existe.

Miguel Hernández, poeta, por encima de todo. Como él siempre quiso ser. No sé si lo van a consentir. Da la impresión de que no quieren que cese su sufrimiento.

Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro la encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.


(La fotografía es de: http://blog.diarioinformacion.com).

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Recordando a Víctor Jara


















Dictaduras y poesía, raramente se han llevado bien. Posiblemente habrá de todo, siempre hay excepciones, pero suele ocurrir que cuando el dictador asume el poder absoluto, con el fin de preservar a la patria de peligros y contaminaciones nocivas, una de las primeras medidas que utiliza consiste en secuestrar y destruir libros y, si es posible, eliminar a los autores. En este sentido, la poesía, aun siendo una rama de la literatura que no llega –teóricamente- a amplias mayorías, resulta sistemáticamente castigada. Hay ejemplos sobrados en la historia que avalan esta cuestión. Hoy quiero referirme a uno de estos poetas salvajemente represaliado por una –no sé si salvaje es la palabra adeucada- dictadura militar.

Ocurrió en Chile, en el año 1973. Siento un amargo sabor en la garganta cada vez que recuerdo al general Augusto Pinochet. No puedo remediar sentir el escalofrío del horror, con sólo imaginar su nombre. Y siento la rabia de saber que murió libre y sin un atisbo de arrepentimiento por tantas canalladas cometidas mientras pudo respirar. La misma rabia que siento con sólo imaginar que aún hoy existe gente que admira la memoria del monstruo. Desgraciadamente, decimos: “es la vida”, y pasamos página.

En fin, el día 11 de septiembre de 1973, el general Pinochet tomaba a sangre y fuego el poder en Chile. Entre los muertos de aquella vil traición, se hallaba el propio presidente de la república, Salvador Allende. Amplios grupos de obreros, estudiantes e intelectuales protestaron pacíficamente contra el golpe militar, mientras esperaban que la intervención del “mundo libre” devolviera el país a la normalidad. Pero nadie intervino en este sentido, sino todo lo contrario. Hoy, ya se sabe con certeza, aunque siempre se sospechó, que la CIA norteamericana ofreció su inestimable ayuda al asesino. Un grupo de estudiantes e intelectuales se encerraron en la Universidad de Santiago para protestar y resistir, pero el ejército invadió el centro, mató a quien se resistió y se llevó presos a los supervivientes. Entre ellos, se hallaba VÍCTOR JARA MARTÍNEZ, un poeta de origen campesino nacido en el año 1932. En 1960 obtuvo el título de director de teatro, dirigió varias obras y obtuvo el “Premio Laurel de Oro” como mejor director del año. En 1967 obtuvo así mismo otro importante premio como director en Gran Bretaña. En su estancia allí, compuso una de sus canciones más conocidas: “Te recuerdo Amanda”, dedicada a sus padres Amanda y Manuel. Sus canciones tuvieron gran notoriedad y fueron cantadas en infinidad de manifestaciones progresistas o reuniones universitarias, tanto en Chile como en otros países, como por ejemplo en la época de la transición española. Éste fue, sin duda, su crimen. Al ser detenido, fue cruelmente torturado y asesinado en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, el día 16 de septiembre de 1973. Pero claro, ¿quién puede amordazar definitivamente a un poeta? Desde ese mismo instante, su voz fue escuchada hasta por los oídos más sordos. Su fama creció y le convirtió en un mito. Y es que un poeta, cuando habla de Paz, hace que tiemble el pulso de los tiranos.

Hoy escribo esto en memoria de Víctor Jara Martínez, poeta. Éste fue el “Canto Libre” que él escribió:

El verso es una paloma
que busca donde anidar,
estalla y abre sus alas
para volar y volar.
Mi canto es un canto libre

que se quiere regalar
a quien estreche su mano,
a quien quiera disparar.
Mi canto es una cadena

sin comienzo ni final,
y en cada eslabón se encuentra
el canto de los demás.
Sigamos cantando juntos

a toda la humanidad,
que el canto es una paloma
que vuela para alcanzar,
estalla y abre sus alas
para volar y volar.
Mi canto es un canto libre...

martes, 14 de julio de 2009

CAMINOS

Es verano. Tiempo de paréntesis, de imaginar -i de desear- actividades nuevas. Tiempo puente entre el pasado y el que se avecina. Estación de reposo, si no para el cuerpo, sí para las ideas. Pero, en ocasiones, tampoco éstas quieren permanecer ociosas. Y se rebelan a la presión del calor, y golpean la sien para dejar constancia de que están ahí, que no duermen, que -en cualquier caso- sólo reposan de vez en cuando. Y las ideas, en su constante deambular, imaginan y trazan caminos, nuevos proyectos que tal vez más adelante nos provocarán desconcierto y hasta cierto cansancio, pero que ahora añoramos. Porque demasiado reposo provoca alejamiento y olvido. Y no deseamos alejarnos ni olvidar. Queremos sentirnos vivos y caminar... y nutrirnos con el propio camino, iniciar nuevos proyectos... caminar... y caminar... Ciertamente está todo por hacer, aunque las bases parecen sólidas. ¿Seremos capaces de, con nuestras huellas, hacer uno, o varios, caminos? El proyecto es apasionante y el mapa ofrece un buen número de opciones: para 2010 -sólo a un paso- todos quieren recordar el día en que nació Miguel Hernández. Las voces de "los otros", sin duda serán más potentes que las nuestras. "Ellos" tienen los medios y el poder. Pero nosotros tenemos el corazón y conocemos el camino. Así, a nuestra medida, nuestra voz también ha de hacerse oír. Y será otro motivo de comunión con una poesía con la que hemos aprendido a caminar. Pero habrán más caminos, nuevas opciones, otros proyectos con los que inauguraremos caminos nuevos. Porque, con la poesía, lo nuestro no es sólo caminar, sino hacer camino mientras andamos.
Es verano, pero queda poco. Los Caminos nos esperan y las ideas no quieren relajarse. Ya vamos a empezar a caminar.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas en la mar.
(Antonio Machado)

lunes, 18 de mayo de 2009

La huella más hermosa














Dijo Miguel Hernández:
"Muere un poeta
y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve terriblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos
".

Hoy he tenido esta sensación, este dolor de herida, cuando he escuchado que ha muerto Mario Benedetti. Es, sin embargo, algo natural, totalmente coherente. Su cuerpo ha muerto como el de cualquier otro ser. Es lo que nos hace iguales. Su huella, sin embargo, ha quedado ahí para toda una eternidad. Es lo que nos hace diferentes. Así, entre el dolor y el desconcierto al conocer que su voz se ha evaporado, que su llama se ha extinguido, siento el privilegio de haber conocido, desde la humildad de mi insignificancia, la huella más hermosa e indeleble que él ha dejado. Y al igual que una parte muy importante de la humanidad, seguiré sintiendo que sigue encontrándose "A la izquierda del roble", como los fantasmas del Jardín Botánico, y que nos anima a luchar por un mundo más justo:

"La muerte mata y escucha
la vida viene después
la unidad que sirve es
la que nos une en la lucha.

Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
"

Su voz es y será siempre un clamor que llenará mis momentos de silencio. Si pienso en valores de solidaridad, de respeto. Si pienso en palabras de amor:

"Porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
".

Su huella es un camino repleto de himnos y nostalgias. Es la vida. A veces muy oscura y tenebrosa pero que, cuando un poeta como él la circunda, nos deja para siempre la huella más hermosa.

HASTA MAÑANA

Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido

por las malas y a veces por las buenas.
¿Por qué el mundo soñado no es el mismo
que este mundo de muerte a manos llenas?

Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.

No me lo digan cuando me despierte.

sábado, 16 de mayo de 2009

Cerrando un ciclo


El día 25 de junio de 2008 comenzó un ciclo que ahora, cuando faltan unos días para que se cumpla el año, vamos a cerrar. "Me llamo barro" va a dejar de existir, pero no muere el espíritu que lo engendró. La llama sigue encendida iluminándonos, dándonos calor, haciéndonos sentir vivos. En este tiempo la poesía nos ha nutrido y hemos crecido con ella, y nos hemos expandido. Algo ha cambiado en nosotros: hemos aprendido... a caminar y, siguiendo los itinerarios propuestos por los poetas, hemos descubierto "Caminos" nuevos que nos han ayudado a conocer maravillosos paisajes de poesía.

Una vez terminado el curso en la Universidad, donde nos hemos iniciado, el grupo, lejos de desaparecer, se convierte en la Asociación Cultural "Caminos". Un nuevo reto. Una ilusión nueva. Pero también una incógnita. Lo que seamos capaces de hacer dependerá en buena parte de nosotros mismos. Nos hemos emancipado y ya no nos podemos acoger a la sombra -grande y poderosa- de la universidad, ni culparla a ella de nuestras carencias, cuando las ha habido. Ahora somos nosotros y, para lo bueno y para lo malo, de nosotros depende, de nuestra capacidad, de nuestra fuerza, de nuestra ilusión. Avanzaremos por esos "Caminos" si lo hacemos unidos en un proyecto común, y los llenaremos de luz con las palabras adecuadas que sólo los poetas proponen. Comencemos a andar. Dejemos vencida a la sombra. Porque la luz es posible por estos "Caminos", los nuestros. La lucha contra la Eterna Sombra, de Miguel Hernández, nos indica que siempre hay un rayo de sol que la puede vencer.

ETERNA SOMBRA

Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.

Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.

Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.

Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.

Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.

Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.

Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.

Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.

miércoles, 8 de abril de 2009

Nuestra Tierra


Por Betty Oreggia

En el espacio hay
un planeta todo azul:
nuestra Tierra,
una diminuta marca
en la inmensidad.
Preciosa casa,
rica, bella,
con agua y mucho más,
con miles de seres vivos
y otros que ya no están.
Describirlo, es complejo:
montañas, ríos, mar,
tierra llana, fértil,
bosques, selvas,
que a los ojos siempre
pueden embelezar.

Y con el tiempo llegó
un ser sin igual:
Hombre le pusieron,
y todo comenzó
entonces a cambiar.
Cuántas cosas
se puso a crear,
tan bien hechas,
increíbles, impensables,
no se puede negar.
Pero… no es perfecto,
está lleno de maldad,
egoísmo, y otras hierbas
tiene por demás.

Lo dominan muchas cosas:
el dinero, el sexo,
el éxito, el poder,
la fama, el aparentar.
Y podría escribir
muchas cosas más.

Así nuestro Planeta
comenzó a enfermar,
tanto veneno le dieron,
que todo, todo….
se comenzó a contaminar.
Y ahora en en el siglo XXI,
no saben con qué
lo pueden curar.
Por eso La Tierra,
comenzó a vomitar
ese veneno,
que de a poco,
todos los días, el Hombre,
le hizo tragar.
Y así vemos a la Naturaleza
vengarse de tanto mal:
inundaciones, tsunamis,
terremotos, huracanes,
sequías, tormentas,
y vientos por demás,
y el agua que……
seguro llegará a faltar.

Cuando el Hombre comprenda
que sólo el Amor
nos puede salvar,
el amor, universal,
ese que todos deberíamos
sentir y cultivar,
recién allí volvería
la esperanza, de que:
nuestra Tierra,
se pueda salvar!!!.

viernes, 27 de marzo de 2009

Tres "perlas" de Asun Quinto

Asun Quinto tiene la buena costumbre de sorprendernos gratamente. Ya lo hizo hace unos meses con una receta, muy especial, de arroz con costra que nos deleitó. Nos aporta ahora tres poemas totalmente diferentes, pero que nos hablan mucho de su carácter: la ironía, la amistad y la reflexión. Tres características que en ocasiones nos eforzamos en disimular para que, aunque nos vean no nos conozcan. No es nada fácil abrir el corazón y dejar que miradas extrañas contemplen el interior. Ésta es una cualidad que sólo está al alcance de las personas sensibles, de la buena gente, como decimos ahora.


PARA TI
(A Gloria Cagigal)

Ave de vuelo rasante
cruzando el inmenso mar
de uno a otro continente
no cesabas de bailar.

El Sol brillante era luz
de aquel grandioso escenario;
y en la noche, las estrellas,
un público embelesado.

Pero tu graciosa danza
envidia causaba al viento,
que con un golpe violento
tus lindas alas quebró.

Alma de danza indomable,
triste no debes estar,
pues tú conservas el son
del baile, que el corazón
para siempre albergará.



INSOMNIO

Largas noches de amargo café y dulce silencio.
Son esas las horas propicias, en que el alma
golpea el pensamiento con audacia
y todo lo invade.
En un momento desciendes a los infiernos
y en un instante estás en el Paraíso.
Durante el trayecto, miles de voces
se entremezclan luchando
por ser las más escuchadas.
Hasta que al fin, justo antes
de anunciar el alba su llegada,
Morfeo, el dios del sueño,
apaga todas las palabras
con un soplo de amor y te conduce
a esa pequeña muerte
que se llama SUEÑO.



EL GATO

En una tarde de enero
cuatro amigas y dos gatos
quedamos en reunirnos
para pasar un buen rato.
María, buena anfitriona,
nos dijo que en la cocina
estaba la merendola.
Entramos todas allí y nos sentamos
y con nosotras entró
uno de aquellos dos gatos.
Sobre la mesa dispuesto
pan tostado con jamón,
un buen queso y salchichón,
y para beber, café.
En la lumbre, a fuego lento,
un cazo de leche había,
y el gato, que vio el invento,
con gusto se relamía
y tuvo un mal pensamiento,
pues se subió a la cocina
y metió el hocico dentro
de la leche que aún no hervía.
La que esto les relata,
cara al gato se encontraba
y dio la alarma al instante,
por lo que el gato quedó
a medias, y disgustado
en la silla se sentó
mirándome descarado.
Acabamos la merienda
y el gato seguía inmóvil
sobre la silla de enea.
Y a mí que los animales
siempre me han gustado un rato,
sin pensar en la memoria
que pueda tener un gato,
me acerqué y le acaricié,
cosa que él aprovechó
y los dientes me clavó.
Estoy segura que al tiempo
de morder me dedicó
un felino pensamiento
con un pelín de rencor:
"Señora, lleve mi marca,
para que otra vez se piense
el volver a delatar
a un felino que tomaba
tan delicioso manjar".

sábado, 7 de marzo de 2009

Dos poemas de Enrique Ruiz Gamo


Enrique es poseedor de un alma inquieta, de un corazón que echa humo. Todo ello unido, le hacen poseedor de una sensibilidad especial. Con ella, penetra en cada tema que le preocupa y nos ofrece su visión personal. Es un calidoscopio repleto de colores, que adopta imágenes diferentes según sea iluminado por la luz de la palabra que da vida al pensamiento. Hoy enriquece nuestro entorno al ofrecernos una oración y una reflexión.

A NUESTRA PATRONA

Virgen de La Asunción
que bajaste de tu cielo
para hacer tu aparición.
Elegiste nuestro pueblo
y te acogió con devoción.
Las voces limpias y puras
te cantaron una oración,
te coronaron Madre y Señora
de toda la Creación.




LA SOLEDAD

Si te hiere una pena
y se aloja en el alma,
qué más te da,
si el tiempo calla.

El silencio te hace presa,
y tu grito no se aloja
en la garganta de tu boca.
Y se abre una brecha.

En una soledad loca,
te inunda y te atropella.
Es huracán de viento y nada,
como un río de agua seca.

La soledad todo lo amarga;
es carne de luto y sombra;
es una escalera empinada y larga
y sus peldaños son piedras de fosa.

martes, 17 de febrero de 2009

Enrique Ruiz Gamo. Emoción en estado puro


Miguel Hernández, en su inolvidable "Vientos del Pueblo", escribió: "¿Quién ha puesto al huracán / jamás ni yugos ni trabas, / ni quién al rayo detuvo / prisionero en una jaula?". Del mismo modo que al huracán no se le pueden poner yugos ni al rayo se le puede encerrar, tampoco somos -generalmente- dueños de nuestras emociones. En ocasiones, el corazón golpea, la sangre acelera su carrera, y el cuerpo, incapaz de someterse a la prueba, tiembla como una hoja golpeada por el viento, sin que lo podamos evitar. Pero esto no es un defecto, es una seña de identidad, es una muestra inequívoca de sensibilidad. Es la emoción en estado puro. Enrique Ruiz vive la poesía cuando la escribe y cuando la recita. Cuando la recita lo vemos temblar, no de miedo sino de emoción y nos emocionamos con él. Cuando la escribe, en la intimidad de su refugio interior, no podemos participar de su emoción hasta que no la leemos. Y entonces, en ese mismo momento, temblamos con él, porque nos hace llegar, disfrazadas de letras impresas, todas sus emociones.

EL AMOR DE MIS ADENTROS

¿Y me preguntas si te quiero?

Mira como se me pone la piel
cada vez que mis labios
besan tu piel.

Y no me ves hablando con el cielo,
que bajito le digo cuánto te quiero.

Y cuando llega el alba y te veo soñar
te daría mil besos antes de despertar.

¿Y me preguntas si te quiero?



SENTIMIENTO DE UN AMIGO

Sí que es hondo lo que yo siento,
¿es un frío?, ¿es un calor? ¡Qué sé yo!
Mi pensamiento me turba y me acongoja
y tu fuerza me hace volver a mí
de mi pensamiento.

Escríbeme del cielo,
que de la tierra te escribo yo.

Tú eras luz, no sombras,
tú eras alegría, no lamento,
no eras espina, sino flor,
tú eras tierra, mar y viento.

Escríbeme del cielo,
que de la tierra te escribo yo.

De tus mieles nos diste de beber,
hasta el borde del corazón llenaste.
Cuánto amor nos brindaste
antes de dejar de ver.

Escríbeme del cielo,
que de la tierra te escribo yo.

Tú que yaces en el mar,
cántale a los vientos
lo hermoso que es amar
antes de llegar a muerto.

Escríbeme del cielo,
que de la tierra te escribo yo.

Tu amigo Enrique.

viernes, 13 de febrero de 2009

A un gato












Por MAVI GOMEZ

Al encontrarme esta poesía sencilla de un maestro de las letras, Jorge Luis Borges, me ha emocionado y me ha llevado directamente al recuerdo de mi querida gata Izar, a la que echo de menos con un dolor sordo e impotente. Quien conviva con estos deliciosos animalitos me entenderá. Es el gato, dentro del universo de los animales mal llamados de compañia, un gran maestro para aquel que tenga la curiosidad de conocer su misterioso mundo, es un animal fantástico, tienen una elegancia innata, son únicos, no se venden por cualquier cosa, ellos te eligen. Tú eres "su" compañia, ellos te aceptan o no. En ocasiones nos dedican su vida entera a cambio de nada o de muy poco. Te pueden transmitir paz y sensibilidad, hacen que seamos mejores, por eso cuando los perdemos queda un gran vacío en nuestra vida y los seguimos recordando siempre. Y si hablamos de sus maravillosos ojos no tendrian fin los adjetivos, pues son fascinantes, inimitables... lindos. Ésta, mi querida gatita, me ha enseñado a ser fiel como ella lo fue hasta el último momento conmigo. Te quiero linda gatita Izar.

A UN GATO

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.

Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.

Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano.
Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás.
Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.

martes, 10 de febrero de 2009

La poesía, alimento para el alma


Por BETTY OREGGIA

El día 4 de febrero, me sentí muy orgullosa de participar en el homenaje al poeta Miguel Hernández, que se realizó en su ciudad natal, Orihuela. Fue algo sencillo, pero hecho con el alma. Compartimos un momento de regocijo, de complicidad con el poeta, y con los presentes.

Llegar a emocionarse con los versos de un poema, es conectarse con el autor, revivir las emociones que sintió cuando cuando plasmó en papel sus pensamientos, es darle de comer al alma.

Cuando escuché tus versos
por vez primera,
me sentí española
aunque no lo fuera.

Sentí el olor de la hierba
pisada por las cabras,
vi el verde de las olivas,
el rocío de las mañanas.

Sentí el dolor
de tus abarcas desiertas,
tu soledad, tu tristeza,
tu honda pena siempre abierta.

Sentí el sufrimiento
de tu estada en la cárcel,
tu lucha por la España,
que no valió nada.

Miguel, tu expresión
tu sentir, tus pensamientos,
tu vida, tus versos,
me llegaron al alma.

sábado, 7 de febrero de 2009

A José Seller Sala y Antonio Armell Lon


Por TRINI SELLER

En el mes de Octubre, comenzamos el nuevo curso en la universidad Miguel Hernández, y en él reiniciamos los ensayos para el recital que teníamos que dar en Orihuela. Así, entre ilusión y muchos nervios han ido transcurriendo estos casi cuatro meses, hasta que... ¡¡por fin llegó el día!! Fue el 4 de Febrero, en las aulas de "Las Salesas" del campus de Orihuela. ¡Allí estuvimos! y... creo que lo hicimos muy bien. Valoro sobre todo el esfuerzo y el empeño que hemos puesto en ello, naturalmente siempre bajo la supervisión de Pepe (muy buena por cierto) pero... ¿qué puedo yo decir de él? Desde aquí le doy las gracias.

Siento una enorme satisfacción personal, primero porque me encuentro capaz de hacer algo que antes era impensable para mí, debido a mi timidez, como es recitar en público. Y, en segundo lugar, por lo que ha significado para mí el hacerlo: he puesto toda mi alma apoyándome en el recuerdo de dos personas muy queridas por mí y que compartieron cárcel y un tiempo de sus vidas con Miguel Hernández. A través de ellos conocí yo la vida y la obra de Miguel, y comencé a admirarle.

A ellos quiero dedicar estas líneas:

A mi padre, JOSÉ SELLER SALA y a su gran amigo ANTONIO ARMELL LON, con todo mi cariño y admiración.

De éste último incluyo una elegía que dedicó a Miguel Hernández, cuando falleció en la cárcel de Alicante.

YO LO VI
(Elegía)

Un veintiocho de Marzo
del año cuarenta y dos.
En la cárcel de Alicante
Miguel nos dio el adiós.

Las nubes en aquel día
al astro Sol escondieron.
Para no ver las vergüenzas
que en tal jornada se dieron.

Murió Miguel, y sus ojos
se quedaron bien abiertos.
Para seguir dando luz
a todos los universos.

Su mascarilla quisimos
que fuera llanto y recuerdo.
La dirección de la cárcel
hasta de esto tuvo miedo.

Y es que Miguel, al morir,
seguía entre nosotros.
Y gigante se elevó
sobre la paz de los muertos.


(Antonio Armell. 1942. Cárcel de Alicante).

sábado, 24 de enero de 2009

Evocación

"¿Por qué estás triste?" -me preguntó esta mañana la persona que estimo. "No debes estar triste" -sentenció a continuación. Y yo, que sé que tiene razón, no tenía respuestas para su pregunta ni fuerzas para adherirme a su resolución. Suele sucederme con cierta frecuencia: se trata de una melancolía que se asienta en mí y, sin que existan motivos para la tristeza, hace que me sienta triste. En esos momentos, anhelo la presencia de la mar, la Paz que emana de ella. Sí, son momentos en que me gusta perderme por orillas donde no haya gente, escuchando sólo el murmullo de las olas que parecen hablarme y comprenderme. Las personas que saben más que yo de psicología, afirman que no es ésta una buena solución, que el ser humano ha de hallar sus respuestas siempre junto con otros, nunca en soledad. Sin embargo, la práctica de esta soledad a mí me ha hecho estimarla y, sin poderlo evitar, muchas veces me siento parte de ella. ¿Acaso anhelo esta soledad? ¡Rotundamente no! Pero a veces me llama. Y ahora estoy más convencido que nunca de que no puede hacerme ningún daño. Ahora ya no. Pero la respeto, como se respeta a un amigo, del que sabes que, si algún día lo necesitas, estará ahí para tenderte su mano. La estimo como se estima a una madre, a la que nunca dejamos de evocar en los momentos de flojera interna y a la que, ya hace años, yo mismo comparé con la mar. Es por eso que, aunque a veces sienta esa melancolía, sé que no es nada malo: se trata sólo de una evocación. Y sé también que ella, la que me estima y me pregunta: ¿Por qué estas triste? acabará comprendiendo que no se trata de tristeza. Que es algo que está ahí y que de vez en cuando aflora. Algo ajeno a mí, pero muy próximo al mismo tiempo. Algo tan normal como inexplicable con palabras exactas. ¿Es un rasgo? Tal vez. Yo sólo sé que es parte de mí... como ella, que me pregunta y me estima. Son... mi vida.

¡MADRE, ES LA MAR!
(A mi madre, que anclada tierra adentro,
siente la vida pasar)

Veo en la mar tu rostro reflejado
en las mañanas que medito junto a ella.
Veo los surcos de tu noble frente
grabados por las olas en su lecho de arena.
Oigo tu voz mecida por las aguas,
que viaja incansable por la mar de mi mente
...y siento el placer de tus caricias...
en el beso suave de sus olas complacientes.

Te siento a ti, madre,
tan lejos y tan cerca, por la mar.
Siento el olor de tu cuerpo
envuelto en mil aromas de arenas y de sal.

Madre, ¡es la mar!

La de mis sueños de niño.
La que cada verano me llevabas a ver
y en la que se perdía mi mirada inocente,
envuelta en los azules de tan mágico ser.

Madre, ¡es la mar!

No sientas celos de ella, pues me trae tu imagen,
evoca los recuerdos más remotos
de mi vida de niño y renueva las caricias y besos
de tu inmenso cariñ0.

Madre, ¡es la mar!

Mudable, como tú:
suave y apacible, repleta de caricias
o iflexible y dura,
como la vida misma.

Madre, ¡es la mar!

¡Siénteme junto a ella,
evocándote a ti!
Imagina que encuentro en su dorada orilla
un lugar apacible donde poder vivir.

Madre, ¡es la mar!

La mar de tus caricias saladas
y de tus dulces besos.
La mar de tu alegría y tu tristeza.
La mar de nuestros sueños.

Madre, ¡eres tú... la mar!

miércoles, 7 de enero de 2009

Sueños

A veces me pregunto si es lícito tener sueños. O tal vez no sea ésta la cuestión. Puede ser lícito pero, ¿hasta que punto es normal? Invariablemente, siempre suelo responderme que no sólo es lícito y normal, sino que también es bueno. A mí me encanta soñar, imaginar paraisos, perderme por los caminos que sólo el amor transita, dejarme llevar por la poesía que encierra una imagen, una palabra, una ilusión... Soñar significa anhelar otra vida -tal vez imposible-, un mundo distinto. ¿Quién, siendo niño, no se ha sentido héroe, caballero o princesa? ¿Quién, a lomos de su imaginación, no ha viajado hasta lejanos planetas o reinos ignorados? ¿Quién no ha sido feliz, con sólo tener estos sueños y ser al menos una vez, protagonista en ellos? ¿Es, pues, soñar, sólo potestad de los niños? Yo creo que no. Y me afano en inventarme sueños nuevos cada día, mientras me siento despierto y vivo. Y miro, a lo lejos, la Isla Plana de Nueva Tabarca y la imagino poblada por corsarios y por seres mitológicos que nada tienen que ver con sus pacíficos moradores, pero que sirven para que mi imaginación pasee con las olas y escriba sobre ellas historias y leyendas de otros seres, de otros mundos. Como tantas otras cosas -los pinos de la sierra, las rocas en las que escriben historias el viento y la lluvia...- Tabarca me sirve para soñar. Sólo hay que mirarla a cualquier hora del día, para verla diferente cada vez. Cuando amanece, parece que el Sol durmiera en ella: se levanta pausado y simula devorarla. Luego, el contraluz la baña de plata y es como si la convirtiera en una nave, en un submarino emergente que navega vigilando la costa, mientras las gaviotas vuelan cerca de él, esperando que las alimente. ¿Quién viaja en ese barco? ¿Cómo impedir que mi imaginación se invente unos tripulantes y una misión secreta? Una misión de Paz. Como no podría ser de otra manera. Porque sólo Paz puede nacer de una imagen tan hermosa.

TABARCA

He caminado sobre la fina arena
buscando el beso de las azules aguas
y entre nieblas y nubes de bonanza
te vi en la lejanía...

-¿Quién eres?- grité mirando al viento.
Y las olas me trajeron tu respuesta,
envuelta en las espumas
cuajadas por mil vidas que allí tienen su hogar:

-¡Soy Tabarca, Tabarca, Tabarcaaaaaaa!
Tabarca de corsarios.
Tabarca marinera.
Tabarca gaviota que navega
sin que mi quilla hiera
a las aguas que me dan lecho y vida.
Tabarca: monte, playa, mar y cielo.
Tabarca: Sol y Luna, estrellas, viento y mar.
Así soy yo, así es mi vida, así es mi hogar...

Hogar de marineros que trabajan
hurgando entre las aguas que me acogen
para que ellas den sustento a sus vidas.
Hogar de gaviotas viajeras
que vuelan altaneras
y dan fiel compañía al pescador.
Así soy yo...
¡Tabarca! ¡Tabarca! Tabarcaaaaaaaa!

Cogí tu voz lejana con la brisa
y la saqué de la mar,
más seguí oyéndola corriendo por la arena
y redoblando en la ruda roca
que forma la pared del malecón.

-¡Soy Tabarca! ¡Tabarca! ¡Tabarcaaaaaaa!
Tabarca de corsarios.
Tabarca marinera.
Tabarca humilde.
Tabarca altanera,
porque ni la mar más fiera
ha conseguido mi temple alterar.
Tabarca de la mar
pues en la mar vivo,
en ella navego
y a su amor me entrego
con toda la pasión que da un amante.
¿Quién soy yo sin la mar?
Ella me abriga, me mece y me golpea.
Ella es mi amiga, mi ser y mi dolor.
Ella es tan mía, igual que yo soy de ella.
Tabarca de la mar, que me hace bella,
me otorga su color y me da vida.

Y así, tu voz seguía corriendo por la playa
en la suave mañana del estío.
Mas llegó la tormenta, súbitamente,
y un viento huracanado, golpeando mi frente,
volvió a gritar tu nombre: ¡Tabarcaaaaaa!
Y entre sus voces, como un lejano eco,
llegó otra vez tu voz a mí:

-¡Yo soy Tabarca! ¡Tabarca! ¡Tabarcaaaaaaaa!
Tabarca de corsarios.
Tabarca marinera.
Tabarca monte y Sol,
Luna y estrellas.
Tabarca tempestad.
¡Tabarca de la mar!