Asun Quinto tiene la buena costumbre de sorprendernos gratamente. Ya lo hizo hace unos meses con una receta, muy especial, de arroz con costra que nos deleitó. Nos aporta ahora tres poemas totalmente diferentes, pero que nos hablan mucho de su carácter: la ironía, la amistad y la reflexión. Tres características que en ocasiones nos eforzamos en disimular para que, aunque nos vean no nos conozcan. No es nada fácil abrir el corazón y dejar que miradas extrañas contemplen el interior. Ésta es una cualidad que sólo está al alcance de las personas sensibles, de la buena gente, como decimos ahora.
PARA TI
(A Gloria Cagigal)
Ave de vuelo rasante
cruzando el inmenso mar
de uno a otro continente
no cesabas de bailar.
El Sol brillante era luz
de aquel grandioso escenario;
y en la noche, las estrellas,
un público embelesado.
Pero tu graciosa danza
envidia causaba al viento,
que con un golpe violento
tus lindas alas quebró.
Alma de danza indomable,
triste no debes estar,
pues tú conservas el son
del baile, que el corazón
para siempre albergará.
INSOMNIO
Largas noches de amargo café y dulce silencio.
Son esas las horas propicias, en que el alma
golpea el pensamiento con audacia
y todo lo invade.
En un momento desciendes a los infiernos
y en un instante estás en el Paraíso.
Durante el trayecto, miles de voces
se entremezclan luchando
por ser las más escuchadas.
Hasta que al fin, justo antes
de anunciar el alba su llegada,
Morfeo, el dios del sueño,
apaga todas las palabras
con un soplo de amor y te conduce
a esa pequeña muerte
que se llama SUEÑO.
EL GATO
En una tarde de enero
cuatro amigas y dos gatos
quedamos en reunirnos
para pasar un buen rato.
María, buena anfitriona,
nos dijo que en la cocina
estaba la merendola.
Entramos todas allí y nos sentamos
y con nosotras entró
uno de aquellos dos gatos.
Sobre la mesa dispuesto
pan tostado con jamón,
un buen queso y salchichón,
y para beber, café.
En la lumbre, a fuego lento,
un cazo de leche había,
y el gato, que vio el invento,
con gusto se relamía
y tuvo un mal pensamiento,
pues se subió a la cocina
y metió el hocico dentro
de la leche que aún no hervía.
La que esto les relata,
cara al gato se encontraba
y dio la alarma al instante,
por lo que el gato quedó
a medias, y disgustado
en la silla se sentó
mirándome descarado.
Acabamos la merienda
y el gato seguía inmóvil
sobre la silla de enea.
Y a mí que los animales
siempre me han gustado un rato,
sin pensar en la memoria
que pueda tener un gato,
me acerqué y le acaricié,
cosa que él aprovechó
y los dientes me clavó.
Estoy segura que al tiempo
de morder me dedicó
un felino pensamiento
con un pelín de rencor:
"Señora, lleve mi marca,
para que otra vez se piense
el volver a delatar
a un felino que tomaba
tan delicioso manjar".
viernes, 27 de marzo de 2009
sábado, 7 de marzo de 2009
Dos poemas de Enrique Ruiz Gamo
Enrique es poseedor de un alma inquieta, de un corazón que echa humo. Todo ello unido, le hacen poseedor de una sensibilidad especial. Con ella, penetra en cada tema que le preocupa y nos ofrece su visión personal. Es un calidoscopio repleto de colores, que adopta imágenes diferentes según sea iluminado por la luz de la palabra que da vida al pensamiento. Hoy enriquece nuestro entorno al ofrecernos una oración y una reflexión.
A NUESTRA PATRONA
Virgen de La Asunción
que bajaste de tu cielo
para hacer tu aparición.
Elegiste nuestro pueblo
y te acogió con devoción.
Las voces limpias y puras
te cantaron una oración,
te coronaron Madre y Señora
de toda la Creación.
LA SOLEDAD
Si te hiere una pena
y se aloja en el alma,
qué más te da,
si el tiempo calla.
El silencio te hace presa,
y tu grito no se aloja
en la garganta de tu boca.
Y se abre una brecha.
En una soledad loca,
te inunda y te atropella.
Es huracán de viento y nada,
como un río de agua seca.
La soledad todo lo amarga;
es carne de luto y sombra;
es una escalera empinada y larga
y sus peldaños son piedras de fosa.
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