jueves, 14 de julio de 2011

VERSOS DEL PUEBLO



Existen una enorme cantidad de versos que representan una buena parte del acerbo cultural de varias generaciones y que, transmitidos fundamentalmente de boca a oreja, han quedado alojados en la memoria del pueblo, quien, en muchas ocasiones, incluso desconoce el nombre de sus autores y que, independientemente de llevar implícita toda la sensibilidad que sólo la poesía es capaz de mostrar, en cada uno de ellos se contiene una historia, una vivencia concreta. Son versos que nos recuerdan otra España: en blanco y negro y con sabor a pan con chocolate (cuando lo había), que eran recitados –o cantados, convertidos en copla- por nuestras madres y abuelas y que, en cualquier caso, significaron los inicios de muchos de nosotros en el hermoso paisaje de la Poesía. Recitar hoy estos poemas, recordando, como es de justicia, el nombre de sus autores, implica rendirles el justo homenaje que se merecen, y ofrecer una nueva oportunidad para que su eco no decrezca en el viento de la vida y puedan continuar prevaleciendo en la memoria popular de las nuevas generaciones. Por esta Memoria Histórica que tanto necesitamos para recordar quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes pretendemos llegar a ser, con todos los derechos y con toda la calidad que atesoran estos –en ocasiones mal llamados- versos populares.

LA COPLA
(Manuel Machado)

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.

Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.

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