miércoles, 30 de julio de 2008

Julio Fausto Aguilera

“De pie sobre tu suelo,
estoy, Patria, dolido”.

Julio Fausto Aguilera nació en Jalapa (Guatemala) en 1929. Su amor por la poesía se va desarrollando en él en tanto crece, aun siendo niño. Junto con otros jóvenes poetas y escritores, forma parte del grupo literario Saker-Ti, con la clara intención de incidir en la renovación política y cultural de su país. Tras siete años de fecunda labor literaria, la llegada al poder político del dictador Castillo Armas (financiado por la oligarquía económica norteamericana) en 1954, pone fin a la actividad del grupo y supone la represión, el exilio, e incluso la muerte, de algunos de sus componentes.

Alrededor de 1970 tuve la suerte de conocer algunos de sus poemas, que estaban incluidos en un librito titulado “Poesía Revolucionaria Guatemalteca” y que nos sirvieron de base –al grupo que en aquel entonces nos reuníamos- para recitar en aquellos sitios en que la permisividad del régimen nos permitía hacerlo, aunque siempre con el ojo puesto por si llegaba la policía social con malas intenciones. Cualquier cosa era buena para despertar la conciencia adormilada de nuestro pueblo. Y, en este caso, entre otras, las poesías de Julio Fausto Aguilera eran magníficas: todo pasión, todo amor. Pura revolución para las conciencias.

Desconozco como ha transcurrido su vida hasta ahora (creo que aún vive), pero por lo que he podido ver en internet, parece que se encuentra solo y enfermo en el asilo de Cabecitas de Algodón, en Antigua Guatemala. Es cierto que el final de la vida nunca suele ser alegre, pero entristece saber que un hombre que ha luchado y sufrido por el pueblo, sin buscar beneficiarse de ello, tenga un final tan oscuro. No será posible, pero me gustaría que esta humilde voz llegara hasta él, y que supiera que, a tanta distancia en kilómetros y en tiempo, sus versos han sido –y siguen siendo- importantes. Con ellos aprendimos a amar la paz y a luchar por la libertad. Con esa lucha revolucionaria que lleva implícita la palabra y el verso.

“La Patria, les decía, es una casa
donde todos vivimos como hermanos.
Es una hermosa casa, mis amigos,
que todos afanosos levantamos”.

¿Cómo es posible que los dictadores vean en estas palabras un peligro? Pero sí, lo hay. Porque ellos nunca han querido compartir, sino someter. He ahí la diferencia. Su batalla, contra la represión, era el verso, sólo eso... o, ni más ni menos que eso:

LA BATALLA DEL VERSO

Con un verso,
es verdad,
no botas a un tirano.
Con un verso no llevas pan y techo
al niño vagabundo,
ni llevas medicinas
al campesino enfermo.
Sobre todo, no puedes
hacerlo ahora mismo.

Pero... vamos a ver:

Un verso
bien nacido y vigoroso,
y otro más encendido,
y otro más desvelado,
y otro más fuerte y más veraz,
le dan vida
a un sueño que recogieron tierno,
y este sueño de muchos, ya nutrido,
se vuelve una conciencia,
y esta conciencia, una pasión, un ansia...
Hasta que un día,
todo
-sueño, conciencia, anhelo-,
compacto se organiza...
Y entonces
viene el grito,
y el puño,
y la conquista...

En la esfigie de la conquista
brilla una diadema: el verso.



He obtenido la fotografía y algunos datos biográficos de: www.lahora.com que es el periódico donde Julio Fausto Aguilera colaboró mientras aún pudo escribir.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, mi nombre es Secil Oswaldo de Leon, soy guatemalteco. Estoy haciendo un documental sobre la vida y obra de Julio Fausto y buscando en internet, encontré tu blog. Y me interesaría saber, para empezar, si me permites, cómo conociste la obra de Julio Fausto, dónde y por quién o qué...

Julio Fausto está todavía vivo, en septiembre cumplirá 81, muy enfermo desde hace muchos años, esperando una pensió vitalicia del Estado guatemalteco que jamás llegará...
Escribió en varios medios escritos en Guatemala. Sus últimos años los dedicó a escribir en el medio La Hora. Ya no pudiendo escribir ni a máquina ni a mano, le dictaba a su hermana sus poemas. Pero, según él, su cabeza no da para más.

Me tocó profundo la dedicatoria que le hacés, ahora mismo se lo digo a su hermana, mi madre. Julio Fausto es mi tio y yo soy documentalista y antes que se vaya, es mi intención mostrarle lo que los amigos de su poesía y de él habrán dicho. Ya he avanzado con varias entrevistas. En fin, una sorpresa...

Un abrazo

secildeleon@gmail.com

Anónimo dijo...

Aun vive y está en el Hogar Juan Pablo II en la zona 1, cerca de la Casa Central. No olvidemos a nuestros artistas.