miércoles, 26 de noviembre de 2008

Arroz con costra


Por ASUN QUINTO

Además del Misteri y del Palmeral, posiblemente no haya nada tan genuinamente ilicitano como el Arroz con Costra, nuestro "tesoro escondido", la medalla de oro de nuestra gastronomía. Ésta es, a ritmo de verso, su receta, tal y como se la di a mi amiga Betty. Ojalá funcione (aunque no lo tengo yo demasiado claro):

Los ingredientes primero.
Aquí dispuestos están:
huevos, carne, embutido,
tomate, arroz y azafrán.
No te olvides del aceite,
ni tampoco de la sal.

Elegir un buen perol,
poner un chorro de aceite
y de seguido, al fogón.
Sofreir el embutido,
ya previamente partido.
Retirarlo a un recipiente
y mantenerlo caliente.
Después, ya la carne toda
sofreirás sin demora.
Sin sacarla del perol
tiempo es de que le añadas
el tomate sabrosón.
Mientras lo vas removiendo
vas rezando un Padre Nuestro
y listo queda el mejunje.
Hora es pues de que juntes
el embutido al invento.

El agua echarás ahora
templadita si es posible,
para que los ingredientes
no se encojan o se enfríen.
No olvidar el azafrán
ni por supuesto, la sal.
Dejar que hierva un ratito
ahí todo bien juntito.
Mientras que la lumbre cumple
su misión, como es mandado,
te tomas una cerveza
y te entonas con un fado.

Seguidamente el arroz
será unido a este aquelarre,
removiendo, poco a poco,
para que no le entre el aire.
Déjalo tranquilo ya,
que se vaya cocinando.
Mientras esto ocurre, amiga,
el horno ve calentando,
y esta vez puedes cantar
un repertorio de tangos,
pues seguro que habrá lugar.

Si eliges bien las canciones,
estarás en condiciones
de lo que ahora acontece,
es decir, de huevos trece,
cogerás doce, no más
y muy bien los batirás
como para hacer tortilla.
Cuando el arroz ya tengamos,
que puedas comerlo, pero
tenga el corazón entero
y no te apetezca aún,
será el momento estelar
que los huevos has de echar
por encima del arroz,
colocándolo en el horno
con esmero y atención,
ya que puede suceder
que el huevo se vaya al fondo
y no vuelva a aparecer,
con lo que el Arroz con Costra,
será cualquier otra cosa,
no me pregunte usted qué.

Amiga Betty, disculpa
si no te di cantidades,
que yo en lo privado no entro
y aún no sé en este momento,
cuántos son los comensales
que habitan en tu convento.

Esperando que tengáis
una buena digestión,
se despide de una vez
tu amiga María Asunción.


(Obtuve la fotografía en www.eselx.com).

3 comentarios:

migataizar dijo...

La verdad que despues de leer esta suculenta receta le dan ganas a una, aficionada a la cocina de nuestra tierra, a ponerse manos a la obra. Es un delicioso relato de ingenio y cariño lo que nuestra Asun hace en esta disertación poética del plato mas representativo de esta comarca.
No todo debe ser grandes pensamientos poéticos, porque en lo más sencillo se puede vislumbrar un espiritu sensible y lleno de amor, pues en esa sencillez está la grandeza. Enhorabuena Asun querida.

Anónimo dijo...

Unas palabras pocas de un hijo agradecido:

Que este es el primer plato que os resulta 3 veces grato:una al leerlo, la otra al cocinarlo y tercera al degustarlo... y de ésto sé lo que me digo, que si habeis disfrutado cuando lo habeis leído,! yo lo he probado,comido y he disfrutido!
!Y más de mil veces que lo hiciera...o hiciese!

Anónimo dijo...

querida Asun: me llenó de sorpresa la receta que me trajiste, qué ingenio!!! ya con leerla me deleito, cómo será cuando me decida a realizarla, gracias!! amiga, sigue cultivando tu arte de escribir, un gusto muy grande de conocerte......